recibimos el año nuevo 2017, este miércoles 1° de marzo iniciaremos la
cuaresma con el miércoles de ceniza.
Jesús pasó 40 días en el desierto en
contemplación, oración, reflexionando y ayunando. Fue 3 veces tentado
pero logró concluir su tiempo sin mostrar debilidad hacia nada y siempre
en oración con el Padre.
La cuaresma es un tiempo de reflexión
acerca de nosotros mismos en donde Dios nos invita a vivir nuestro
propio desierto, meditar acerca de las acciones que realizamos día con
día y analizar si estamos haciendo lo que nos tenemos propuesto.
Es un tiempo para realizar pequeños
cambios en nosotros para poder sentir de una manera más palpable la
presencia de Dios día con día.
1. ORACIÓN.
Dedicarun momento de la mañana o del día para agradecerle a Dios por un nuevo
día más de vida. Contemplar la creación que Él ha hecho y nos permite
disfrutar, poder sentir a las personas que queremos y los que nos
rodean, por permitirnos tener alimentos en nuestras mesas, etc.
Personalmente me gusta tener este
encuentro con Dios en las mañanas cuando voy manejando hacia mi trabajo.
Pongo en sus manos también el día que viviré, a mis familiares y amigos
y le pido ser siempre mi guía para llevarlo aunque sea con una sonrisa,
con palabras de aliento a quien lo necesita, etc.
Puedes intentar también dedicar 1
hora de tu día para ir a misa. Quizás puedes aprovechar estos días para
acercarte a la Reconciliación, tenemos la fortuna de tener un Dios bueno
que nos ama y que no nos juzga porque sabe que tenemos la condición de
pecadores, pero Él nos recibe con los brazos abiertos y principalmente
nos invita a intentarlo de nuevo.
2. AYUNOS.
Cuando era niña escuchaba mucho esta palabra cada Cuaresma. Fui creciendo y me proponía hacer los ayunos
todos los viernes de Cuaresma, y era fácil, sacrificaba mi desayuno y
no comía nada hasta que pasaran las 12 del día. Ahora que soy adulta me
doy cuenta que el verdadero significado del ayuno se refiere más a tratar de despegarme de cosas mundanas.
Deshacerme de las cosas que realmente me cuesta trabajo dejar y que no
repercutan en mi salud, por ejemplo, si no realizo mi desayuno,
posiblemente se me bajará la presión y afectará en gran medida en mi
sistema circulatorio y en mi rendimiento laboral pero lo que sí puedo
hacer es “ayunar” horas que pierdo en Facebook o entretenida en Whatsapp
y dedicar ese tiempo en hacer alguna actividad de provecho como salir a
caminar, leer un libro, escribir, etc.
O simplemente, te haré una pregunta: ¿Cuántos de ustedes serán como yo que nos encanta procrastinar?,
es decir, postergar las actividades urgentes que debemos de atender,
reemplazándolas por actividades menos importantes o irrelevantes.
Si logro cumplir mi ayuno
personal en los días de Cuaresma, podré convertirlo en un hábito para
la vida diaria y además de tener la satisfacción de dejar de lado mi
procrastinación y las actividades poco productivas, ganaré conocimiento
de mi misma y me sentiré bien al saber que utilicé mi tiempo en cosas
mucho más eficientes.
Yo lo intentaré. ¿Lo intentamos juntos?
3. GENEROSIDAD.
En este punto quiero enfocarme a la palabra DAR, pero no me refiero a la cuestión económica, sino DAR de ti, DAR de tu tiempo, DAR de lo que tú tienes.
Hace pocas semanas estuve en la sala de espera de un hospital y veía
personas que estaban casi de planta ahí por tener a familiares enfermos
que todavía no daban de alta. De pronto llegaron muchachos repartiendo
de manera voluntaria comida y café para las personas que más lo
requerían.
Me encantó haber visto ese gesto,
DAR. Quizás lo poco o lo mucho que ellos tienen pero que quisieron
destinar para hacer sentir mejor a alguien. Ese día en el hospital
estaba acompañando a un gran amigo mío y él me platicó que en alguna
ocasión sus amigos y él se pusieron de acuerdo para ir a los hospitales y
darles abrazos a las personas en la sala de espera. Ellos están pasando
por momentos de mucho dolor y desesperanza quizás y ¿A quién le hace
daño recibir un buen abrazo que libera, que reconforta, que te hace
sentir que no estás solo?
Ese día se me quedó muy grabado el
gesto de los muchachos con la comida y de mi amigo con los abrazos y
ahora en Cuaresma voy a proponerme hacer eso aunque sea 1 vez cada 15
días. ¿Te gustaría hacerlo a ti también?
4. VIVIR LOS VALORES.
Tratar de llevar una vida de valores. De practicar la paciencia, la justicia, la honestidad, la responsabilidad, el respeto, la bondad, la lealtad, la gratitud, entre todos los demás que existen.
Aunque parezca difícil pero tratar de
no divulgar chismes y mostrar respeto hacia las situaciones que viven
las demás personas sin juzgar. Si intentamos actuar respecto a los
valores, intrínsecamente estaremos llevando a Dios en nuestro propio
actuar y las personas que nos rodean lo podrán percibir.
Finalizo este artículo querido
lector, invitándote a que este año vivas una Cuaresma diferente a como
lo habías hecho antes. A ser mejor siempre, a proponerte cada vez logros
más útiles para tu vida y tener la satisfacción de cumplirlos. Pero
principalmente, a llevar a Dios en todas tus acciones cotidianas.
Yo lo intentaré. Espero tú también tengas esa motivación y de ser así, después nos platiquemos nuestros resultados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario