martes, 28 de marzo de 2017

Lección 3: “El discipulado y la oración” (Para el sábado 18 de enero de 2014) | La Biblia Habla

Lección 3: “El discipulado y la oración” (Para el sábado 18 de enero de 2014) | La Biblia Habla

















Lección 3: “El discipulado y la oración” (Para el sábado 18 de enero de 2014)



Lección 3











El discipulado y la oración
(Para el sábado 18 de enero de 2014)
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Sábado 11 de enero





Lee Para el Estudio de esta Semana: Daniel 9:2-19; Mateo 14:22, 23; 26:36; Juan 17:6-26; Hebreos 2:17; 1 Pedro 4:7.





Para Memorizar:





“Mas no ruego solamente por éstos, sino también por
los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean
uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno
en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste”
(Juan 17:20, 21).



Sea lo que fuere que hacemos en la obra por las almas, cualquiera sea
el programa evangelizador que preparemos, hemos de orar fervientemente
por aquellos que procuramos alcanzar. Esto es el centro de lo que
significa ser un cristiano, más aun, un hacedor de discípulos. ¡Qué
cambios poderosos pueden ocurrir si la oración ferviente y constante
está en el centro de nuestra metodología al procurar hacer y retener
discípulos!





“Que los obreros se aferren de las promesas de Dios, diciendo: ‘Tú
has prometido, “pedid, y recibiréis”. Debo convertir esta alma a
Jesucristo’. Pedid oración por las almas por quienes trabajáis;
presentadlas delante de la iglesia como objetivos por los cuales
suplicar. […] Elegid diariamente otra y aun otra alma, buscando
dirección de Dios, colocando todo delante de él en oración ferviente y
obrando en sabiduría divina” (MM 323, 324).











Domingo 12 de enero:





Compasión comprobada con el tiempo





Con frecuencia, la oración está centrada en sí misma. Los creyentes
presentan su lista de deseos delante de Dios, esperando obtener lo que
piden. Aunque, por supuesto, se nos dice que pongamos nuestras
peticiones delante de Dios, algunas veces nuestros motivos no son puros.
Después de todo, ¿nuestro corazón no está corrompido y es malvado y
engañoso? ¿No será que nuestras oraciones, a veces, sencillamente
reflejan la pecaminosidad que reside en el interior?





Sin embargo, la oración intercesora se concentra en las necesidades
de otra persona, eliminando así la probabilidad de una motivación
egoísta. A lo largo de la historia, las oraciones de intercesión han
representado la expresión más elevada del discurso espiritual. No
manchadas por el deseo de gratificación personal, estas conversaciones
demuestran abnegación, compasión, y un anhelo ferviente de la salvación
de otros.


Lee Daniel 9:2 al 19. ¿Qué abrumaba a Daniel a lo largo de esta
oración? ¿Qué lugar ocupó la confesión dentro de la oración? Por causa
de su avanzada edad, Daniel probablemente no se beneficiaría en forma
personal con la restauración de Jerusalén. Por lo tanto, ¿qué motivaba
su oración?





Habían pasado setenta años desde que Jeremías había pronunciado la
profecía que Daniel estaba considerando. Después de tantos años, los
amigos de Daniel en Jerusalén probablemente habían muerto. La
restauración de Jerusalén tampoco restauraría la fortuna personal de
Daniel. Nada en la oración de Daniel sugiere preocupaciones egoístas. El
anciano profeta, expresamente, implora a Dios con respecto al futuro de
la nación judía exiliada y a la propia reputación de Jehová. Una amplia
confesión precede a su pedido; y Daniel se incluye entre los
desobedientes en la confesión. El profeta no está dispuesto a presumir
de su propia inocencia. Daniel mismo asume la responsabilidad aunque,
principalmente, procura la restauración para beneficiar a otros.


Piensa en tu vida de oración: por cuáles cosas oras, y por qué y para
quién. ¿Cuánta muerte al yo se involucra en ella? ¿Cómo puedes aprender
a ser menos centrado en ti mismo en tu vida de oración? Es decir, ¿cómo
pueden tus oraciones, aun las que son por ti mismo, ser menos egoístas?














Lunes 13 de enero





Tiempo para orar





Piensa en lo que realmente es la oración: seres pecadores caídos,
dignos de muerte, pueden tener, en forma instantánea, comunicación
directa con el Creador del universo, nuestro Santo Dios.





Además, cuando Dios en Cristo se vistió de carne humana, aceptando
las limitaciones de la humanidad, él también sintió la necesidad de
orar. Aunque delante del Padre no estaba en la misma posición de los
pecadores caídos, incluso Jesús, como humano, veía la necesidad de la
oración.





Lee Mateo 14:22 y 23; 26:36; Marcos 1:35 al 37; Lucas 5:15 y 16; y
6:12 y 13. ¿Qué caracterizó la vida personal de oración de Jesús?
Describe las circunstancias que rodearon a Jesús en oración. ¿Qué
lecciones podemos obtener de detalles de la vida de oración de Cristo,
tales como frecuencia, ubicación, tiempo en que oraba?


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Cristo realmente vivió el modelo de vida de oración que ordenó a sus
discípulos. Por las mañanas, por las tardes, después de predicar, antes
de predicar, siempre que fuera posible, Jesús oraba. Jardines, montañas,
lugares solitarios, dondequiera las distracciones disminuían, Jesús
oraba. Separado espacialmente de la presencia del Padre, Jesús se unía
con el Padre espiritualmente por medio de la oración. La sangre
espiritual de Cristo fluía por las arterias espirituales de la oración.
¿Deberían los seguidores modernos de Cristo –debilitados por tendencias
pecaminosas, ahogados por cuidados mundanales, frustrados por fracasos–
conformarse con algo menos que la vida de oración de Jesús?





“Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo. No
es que se necesite esto para que Dios sepa lo que somos, sino a fin de
capacitarnos para recibirle. La oración no baja a Dios hasta nosotros,
antes bien nos eleva a él” (CC 92).





Lee Marcos 11:22 al 26, Lucas 11:13 y Juan 14:12 al 14. ¿Cómo hemos
de entender las promesas sobre la oración escritas aquí? ¿De qué forma
has experimentado lo que Jesús dice aquí? Al mismo tiempo, ¿cómo
aprendiste a superarte cuando las cosas por las que habías orado no
salieron como lo esperabas?


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Martes 14 de enero





Enseñanza sin límite de tiempo





La oración vincula, en forma milagrosa, a las almas finitas con su
Creador infinito. La oración es un adhesivo espiritual. Unidos con el
Padre celestial, los creyentes trascienden sus naturalezas terrenales y
sus tendencias pecaminosas. Esta transformación los separa del mundo. Si
Satanás tiene éxito al reconstruir la oración en un molde autocentrado,
robándole a la oración su potencial para nuestra transformación,
estaríamos fuertemente comprometidos, y nuestro testimonio quedaría
obstaculizado.





Lee Mateo 6:7 y 8, 7:7 al 11, y 18:19 y 20. ¿Qué nos enseñan estos versículos acerca de la oración?


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El creyente sincero confía en la capacidad de Dios de cumplir sus
promesas. Nunca alguien ha planteado un pedido que intimide a Dios. Su
autoridad es ilimitada, sus fuerzas son inigualadas. El pueblo de Dios
se acerca a los portales del cielo con la confianza en Dios: que él hará
lo que es mejor para nosotros, aun si no podemos verlo en ese momento.
La fe no es sencillamente confiar en lo que podemos ver; la verdadera fe
es confiar en Dios cuando no podemos ver el resultado que queremos o
esperamos (ver Heb. 11:1-7). Sin dudas, mientras sirvas a Dios, mientras
camines por fe, tendrás que confiar en Dios aun cuando no veas que las
cosas resultan como esperabas, o aun como pedías en oración. Aun una
leída rápida de la Biblia mostrará que tampoco estás solo.





Lee Mateo 6:9 al 15, y 26:39. ¿Qué enseñan estos versículos?


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La confianza no debe confundirse con arrogancia o insolencia.
Aproximarse al trono de Dios con confianza no involucra el tener el
derecho de hacerlo. La conducta del creyente se caracteriza por la
osadía y la humildad. En Getsemaní, Cristo claramente afirmó su
preferencia, pero añadió: “No mi voluntad, sino la tuya”. Además de una
entrega completa, el espíritu perdonador es otra indicación de humildad.
A nosotros mismos se nos perdonó tanto, que debemos hacer lo mismo a
los demás.





¿Estás enojado con alguien, y te cuesta perdonar? Lleva esto a Dios
en oración. Ora por ti mismo, para que puedas aprender a perdonar. Ora
por esa persona. Con el tiempo, ¿qué crees que ocurrirá?











Miércoles 15 de enero





Compasión sin límite de tiempo





Cristo era la encarnación de la perfección; es decir, toda la
perfección de Dios se reveló en él. Por lo tanto, ¿fue alguien más
compasivo que Cristo? ¿Quién poseyó un deseo más fuerte de aliviar la
angustia humana que es de Jesús?


Entonces, nosotros preguntamos: ¿qué relación tienen la compasión y la intercesión de Cristo con el discipulado?





Lee Lucas 22:31 y 32, y Juan 17:6 al 26 (ver también Heb. 2:17). ¿De
qué modo la identificación de Jesús con la humanidad influyó sobre sus
oraciones intercesoras? ¿Cuáles son los objetivos definitivos de las
oraciones intercesoras de Cristo?


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Jesús podía interceder a favor de sus discípulos con efectividad
porque estaba activamente involucrado en sus vidas, los comprendía
completamente y deseaba apasionadamente su bien. La intercesión efectiva
hoy demanda lo mismo. El que hace discípulos en el siglo XXI descartará
las actividades que insumen tiempo y que interfieren en su relación con
las almas perdidas. El ganar dinero, alcanzar fama y aun la excelencia
educacional deben estar sujetos a la meta más grande de la redención de
los perdidos. Esta es una verdad importante que se escapa muy fácilmente
a la vista, porque a menudo estamos atrapados en la rutina diaria del
vivir.





Jesús se dedicó a las vidas de los discípulos. Los visitaba en sus
hogares, conocía a sus familiares, pasaba tiempo libre en su compañía y
trabajaba junto a ellos. No se le escapaba nada que fuera importante en
sus vidas. Hacer discípulos hoy requiere más que distribuir
publicaciones y argumentar con precisión las enseñanzas bíblicas. Orar
con simpatía consciente por la angustia de otra persona, y con un deseo
apasionado de aliviar esa angustia, sigue siendo todavía la norma de la
oración intercesora en el discipulado efectivo.





Aunque suene extraño, hay mucha verdad en la afirmación: “A la gente
le importa poco lo que sepas, hasta que sepa cuánto te interesas en
ellos”.











Jueves 16 de enero:





Compasión duplicada


La ofrenda de alabanza más sincera es la imitación. Los primeros
discípulos imitaron la vida de oración de su Maestro. Naturalmente,
ellos oraban por su seguridad personal, por sus necesidades diarias y
por la conducción espiritual individual. No obstante, la oración
intercesora llegó a ser un componente importante de su discipulado.





Lee Hechos 1:13 y 14, 1 Timoteo 2:1 al 4, Santiago 5:13 al 16, 1 Juan
5:16, Judas 20 al 22, y 1 Pedro 4:7. ¿Qué lugar ocupó la oración en la
iglesia primitiva? ¿Cuáles son algunas situaciones específicas por las
cuales oraron? ¿Qué podemos aprender de estos ejemplos?


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La oración constante era un ancla para la iglesia primitiva. Cada vez
que Pablo salía con propósitos misioneros, lo comisionaban mediante la
oración (Hech. 13:3; 14:23). Aun sus despedidas estaban revestidas de
oración (Hech. 20:36; 21:5). Con frecuencia sus oraciones tomaban la
forma de una intercesión. Pedía por los dirigentes del gobierno, los
otros creyentes y, hablando en general, por todos. Pablo intercedió por
el Padre de Publio, el oficial que sufría con disentería. Aun Esteban,
cuando yacía moribundo, intercedió por sus asesinos. La centralidad de
la oración entre los primeros creyentes no puede exagerarse. La
Escritura dice que la oración agrada a Dios porque él deseaba la
salvación de todos y procura hacer avanzar la verdad. Mediante la
oración –combinada con la enseñanza de los apóstoles, una predicación
ferviente, milagros maravillosos y un compañerismo amante– la iglesia
primitiva se multiplicó rápidamente. A pesar de vigorosas persecuciones,
el cristianismo abarcó el imperio. Miles y miles aceptaron el
evangelio. Vidas transformadas ardieron como luces vivientes desde el
palacio del César hasta lugares desconocidos.





¿Cuánto tiempo dedicas a la oración intercesora? Medita en tu
respuesta. Mejor aun, tal vez la pregunta tendría que ser: ¿Cuánto más
tiempo deberías dedicar a la oración intercesora?











Viernes 17 de enero





Para Estudiar y Meditar





Lee “Una obra de reforma”, Joyas de los testimonios, t. 3, p. 344,
345; y “Por medio de esfuerzos personales y fe viviente”, El ministerio
médico, pp. 323, 324.





“El que no hace nada más que orar, pronto dejará de hacerlo, o sus
oraciones llegarán a ser una rutina formal. Cuando los hombres se alejan
de la vida social, de la esfera del deber cristiano y de la obligación
de llevar su cruz; cuando dejan de trabajar ardientemente por el Maestro
que trabajaba con ardor por ellos, pierden lo esencial de la oración y
no tienen ya estímulo para la devoción. Sus oraciones llegan a ser
personales y egoístas. No pueden orar por las necesidades de la
humanidad o la extensión del reino de Cristo, ni pedir fuerza con que
trabajar” (CC 101).





Preguntas para Dialogar:





  1. ¿Por qué la ausencia de oración intercesora limita el crecimiento de
    la iglesia? Inversamente, ¿de qué modo una vida de oración intercesora
    activa estimula la actividad de hacer discípulos? ¿Cuáles son las claves
    para una oración intercesora efectiva? ¿Cómo sabe el intercesor acerca
    de qué orar?



  1. ¿Qué deben hacer los feligreses en favor de aquellos por los cuales
    oran, que vaya más allá de sus peticiones privadas en casa? ¿De qué
    manera pueden los miembros edificar relaciones con los vecinos, los
    familiares o los compañeros de trabajo por quienes oran? ¿Por qué las
    oraciones privadas por otros siempre deben estar acompañadas de
    esfuerzos concretos para formar una amistad con esas mismas personas?



  1. ¿Qué pasos deben dar los cristianos del siglo XXI para experimentar
    vidas de oración dinámicas? ¿Cuál es la relación entre el hacer
    discípulos con éxito y el encontrarse en la presencia divina mediante la
    oración? ¿Puede la oración cambiar a las personas por las que se ora
    sin primero cambiar a los que oran por ellas? ¿De qué modo el tener
    pasión por las almas perdidas cambia el contenido de la oración? ¿Qué
    impacto tienen la santidad y la oración personal sobre la capacidad del
    que espera ganar almas al compartir la verdad?



  1. ¿Qué cosas específicas pueden hacer los creyentes para aumentar su
    contacto con aquellos que no han aceptado a Cristo? ¿Qué pueden hacer
    los cristianos para ir más allá de las relaciones superficiales con sus
    semejantes, de manera que conozcan las necesidades específicas por las
    cuales orar?
 




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